From Illinois with love

Uno oye Illinois (pronunciado ílinoi), y lo primero que se viene a la mente es Chicago, la gran ciudad de los vientos, y tercera ciudad de Estados Unidos con más habitantes después de Nueva York y Los Angeles. Personalmente, al oir la palabra Chicago una lluvia de pensamientos inunda mi soso cerebro, entre ellos destacan que es una ciudad con un gran porcentaje de mexicanos, que el productor Cristopher Nolan la utilizó para adaptarla como Gotham City en sus grandiosas películas de Batman, que cerca de ahí está el Fermilab; pero lo que más toma mi atención es recordar al grandioso estilo Chicago Jazz, originado en cerca de los 1920’s y teniendo como uno de sus pioneros y creadores al gran trompetista afroamericano Louis Armstrong, y entre sus mayores exponentes a Bix Beiderbecke, Benny Goodman, Eddie Condon, entre otros. En fin, ese no es el tema del que quiero hablar, sino de mi estancia en el Argonne National Laboratory –qué mamón eres, diario andas cambiando el tema.

El día de hoy arrivé a Chicago, al Aeropuerto Internacional O’Hare. Después de haber tenido una travesía Comala-Colima-Guadalajara-México-Chicago. Y afortunadamente todo sucedió sin incidentes, mas sí escenas chuscas, como la de aquél anciano, con un atavío bucólico y su imprescindible sombrero, que viajaba un asiento adelante del mío en el vuelo México-Chicago, y que al momento de aterrizar la nave en su destino, y hacer un alto total, el señor desespearado porque no abrían la puerta del avión y desconociendo los protocolos de seguridad, emitió un estentóreo y chusco grito que a continuación oso en reproducir: «Ya ábrele a la puerta, chamaco, que ya me quiero ir». Así que, como se pueden haber imaginado, esto provocó más de una carcajada (me incluyo).

Cabe señalar que no estaré en Chicago propiamente, sino que viviré en un departamento dentro del Laboratorio Nacional Argonne, un laboratorio nacional de investigación en ingeniería y ciencias, administrado por el Departamento de Energía de Estados Unidos. Este laboratorio formó parte del proyecto Manhattan, que construyó la primera bomba atómica. Este lugar está a aproximadamente 30 minutos del centro de Chicago.

¿Qué haré aquí? Aún no sé exactamente en qué proyecto estaré trabajando, pero tendré el título de ayudante de investigación, y estaré analizando datos de algún experimento relativo a física de altas energías, particularmente experimentos sobre unas partículas misteriosas llamadas neutrinos (más sobre neutrinos aquí). Espero en los próximos días escribir un poco más de lo que estaré haciendo por acá, así como subir algunas fotografías.

El lugar es muy bonito, lleno de árboles y vegetación. El clima es un poco frío. En estos momentos estamos a 14°, y eso que es verano. El departamento en el que vivo se adapta a lo que yo siempre había querido: un lugar sin mucho ruido, con una ventana que da hacia un lugar con muchos árboles, con un clima sabroso, y sin carros que pasen cerca con mucho ruido. Lástima que tenga que prepararme de comer por mi cuenta, y encargarme de otros labores domésticos que no suelo hacer.

Hay más estudiantes aquí haciendo un verano de investigación como yo, pero la mayoría son de áreas diferentes a física, y aún no los conozco. Al que sí conozco, y que está aquí es, a Andrés Sepúlveda, un chavo de Colima que estudió física en la facultad de ciencias de la Universidad de Colima y que está haciendo su doctorado por acá. Se siente bien encontrarte a un coterráneo en lugares lejanos.

Mientras esté por acá, estaré posteando un tipo «diario» (journal) en una sección de este blog. Estará en inglés de manera que me sirva de práctica.

Saludos.